
“We speak now or I do, and others do. You’ve never spoken before. You will. You’ll be able to say how the city is a pit and a hill and a standard and an animal that hunts and a vessel on the sea and the sea and how we are fish in it, not like the man who swims weekly with fish but the fish with which he swims, the water, the pool. I love you, you light me, warm me, you are suns.
You have never spoken before.”
Me ha llevado bastante escribir esta reseña y aún en el momento de sentarme a escribirla no tengo del todo claro como enfocarla. Si que os puedo decir que este ha sido uno de los libros leídos en 2011 que más me ha gustado y, sin duda, es mi candidato preferido de cara a los Premios Hugo 2012 (aunque tampoco me importaría que ganase el Among Others de Jo Walton). En lo que a mi respecta, la incursión de China Miéville en la ciencia ficción representa un éxito rotundo y le confirma como un escritor contemporáneo de género fantástico a seguir. Vamos a por esa reseña.
Después de un inicio relativamente arduo y opaco que exige cierto grado de persistencia y de fe en que el autor sabe lo que tiene entre manos, Embassytown se convierte en una novela de ciencia ficción perfecta a la que no le se ver ningún defecto. Es probable, mejor decirlo ya, que se trate de uno de esos libros que solo se pueden amar u odiar, sin términos medios (aunque visto desde la distancia el desconcierto puede ser una tercera opción).
El libro transcurre en Arieka, un planeta situado al límite del cosmos conocido y habitado sobretodo por los Ariekei, una especie muy hermética y extraordinariamente dotada para la tecnología (business, business…). En Arieka solo existe una ciudad (Embassytown) preparada para la supervivencia de los humanos, que además es el único lugar del universo en el que existen los Embajadores, humanos modificados con el objetivo de hablar el lenguaje Arieka y comunicarse con la especie dominante del planeta. El único lugar, esto es, hasta que se publica esta novela y… y no quiero hablar más del argumento.
La narradora del libro es Avice Benner Cho, una de las pocas habitantes de Embassytown que ha tenido la oportunidad de visitar otros planetas gracias a su condición de Immerser (navegante del Immer, una especie de subrealidad de difícil navegación que en el universo propuesto por Miéville hace las veces de hiperespacio). Es un personaje que tiende a la indolencia y su resistencia a convertirse en protagonista dificulta un poco empatizar con ella, aunque las circunstancias la meten de lleno (de una forma más literal de lo que quiero expresar aqui para respetar la sensación de maravilla que supone ir desentrañando la madeja de esta historia) en el meollo de la cultura Arieka y no le quedará más remedio que convertirse en nuestra embajadora en el mundo alienígena de Miéville a lo largo de una aventura que reflexiona acerca del lenguaje y de como este influye sobre nosotros y sobre nuestra percepción del mundo.
El libro no está libre de problemas pero estos se acumulan en su primer tercio. El enfoque que tiene Miéville de la literatura fantástica parece ser la inmersión total, sin paracaídas, consejos ni guía de viajes, y eso convierte el primer tramo de la novela en un ejercicio de aprendizaje un tanto arduo que nos exige la asimilación de un nuevo vocabulario y de las normas de comportamiento de una sociedad realmente… extraña. Es un inicio interesante pero poco motivador a lo largo del cual el lector empieza a plantearse la posibilidad de que el libro no esté a la altura de las expectativas y es justo en ese momento en que el impulso de leer flaquea cuando la novela despliega sus alas y nos arrastra a un vuelo de la imaginación que no querremos que termine. Este esfuerzo inicial proporciona el bagaje necesario para embarcar al lector en un nudo y un desenlace de la novela que me parecen magistrales y dignos de contarse entre las mejores páginas que ha proporcionado el genero. ¿Que qué es ciencia ficción, Embassytown? Ciencia ficción eres tuuuuuuuuu…
La atmosfera y la ambientación de la novela son muy característicos de su autor, que no en vano está considerado como uno de los adalides del new weird. Su estilo es barroco y organicista y las imágenes que evoca parecen salidas de la obra de H.R. Giger. Miéville es un estilista con un gran dominio del lenguaje y de las riendas de una imaginación portentosa, que se deleita en lo extraño y en la manipulación de la percepción del mundo. En la práctica eso le convierte en un escritor exigente que tiende a la inaccesibilidad. Su prosa es inteligente y sin concesiones, pero puede resultar irritante si no se entra en su dinámica. No menos importante, la obra de Miéville (y Embassytown especialmente) rebosa ideas sugerentes e imaginativas, y este es una característica menos frecuente de lo que sería de suponer en un género como la ciencia ficción, descrita tantas veces como una “literatura de ideas”. La propuesta que hace China Miéville en Embassytown es tan cautivadora como la de los clásicos más transgresores del género y su calidad literaria es superior a muchos de ellos.
Mi opinión de China Miéville, de quien he leído Perdido Street Station y sus tres últimos libros (The City and The City, Kraken, Embassytown), no puede ser mejor. Le considero, con diferencia, el escritor vivo de ciencia ficción más prometedor y es al que sigo con mayor interés. Ninguna de sus obras que conozco está libre de problemas pero todas ellas merecen contarse entre las mejores novelas del género en sentido amplio y, de hecho, a menudo lo trascienden. El hecho de que casi ninguna de sus novelas se haya traducido al español suscita mi más absoluta estupefacción. Es posible que Embassytown sea su mejor novela hasta la fecha y no puedo sino animaros a leerla. Fue uno de mis libros preferidos en 2011 y es mi candidato ganador para los Hugo 2012.
Matrícula de Honor.
Edición reseñada
Embassytown
China Miéville
Macmillan (6 de mayo de 2011)
Versión Kindle
[Una versión en catalán de esta reseña apareció originalmente en la Biblioteca de Ilium en Tumblr. El motivo por el que la vuelvo a publicar traducida es su nominación en los premios Hugo 2012]
P.D. En el blog Pat’s Fantasy Hotlist se publicó una reseña con una visión diametralmente opuesta a la mía, por bien que compartimos algunas apreciaciones. Pat defencía una valoración global negativa y la idea de que la parte realmente interesante de la novela se encuentra en el primer tercio. Aunque está en inglés, la enlazo a título de curiosidad y para proporcionar un punto de vista diferente.